sábado, 19 de noviembre de 2016

Nuestra propia muerte.

Camino lentamente por las antiguas calles de mi ciudad. Aturdida, voy viajando a través de mis pensamientos y he llegado al pasado. Hace un par de ellos me encontraba frente al mismo paisaje donde contemplaba la misma montaña a lo lejos adornada por las cálidas nubes del cielo y rodeada de arbustos llenos de vida. Ya no es igual. Aquellos arbustos están pobres, ya no brillan tanto como a mí me gustaba, están destrozados e incluso diría que apunto de morir. Hemos sido nosotros los causantes de tales daños. Estamos provocando su muerte.
El tiempo duele y no, no lo cura todo. Al menos no es el caso del mundo, ¿no nos estamos dando cuenta de que vamos a peor? La naturaleza, el aire puro que deja de serlo... Nosotros mismos. Cualquier mínima cosa nos destruye por completo y nos hace sentirnos muertos, aun sabiendo que seguimos vivos y respiramos lo que somos. Nos lastiman pero aún así ofrecemos recíprocamente. Destruimos cada parte de amor que se halla en nuestros corazones, pues gritamos paz y contestan guerra. No nos damos cuenta del futuro que estamos creando, de lo que serán aquellos que nos reemplacen, de lo que somos o dejamos de ser. Ya no podemos considerarnos humanos. Hasta algunos animales aman más que nosotros y cuidan lo que tienen. Somos seres que valoramos más los errores a los buenos actos; que preferimos cosas materiales a momentos inolvidables; que tomamos fotografías para publicarlo y que lo vean nuestros contactos en vez de simplemente disfrutarlo; que olvidamos que hay gente que no puede comer, que está pasando hambre mientras nosotros abrimos la despensa y soltamos un "no hay nada" cuando todo está a rebosar. Despreciables, desagradecidos. Recibimos una educación y nos quejamos porque tenemos que esforzarnos y crear nuestro futuro. ¡Hay niños que pasan horas para ir a la escuela e incluso son más felices que nosotros! Realmente tenemos todo, pero a la vez no tenemos nada.
Todo ha cambiado, el paisaje, el mundo y yo misma. Ya no es la misma montaña ni son los mismos arbustos; el cielo que la decoraba se ha movido, y una parte de mi alma también ha dado un pequeño giro. Ahora voy a seguir caminando y reflexionando sobre todo lo que estamos haciendo mal. ¿Cuándo vamos a darnos cuenta de los errores y hacer algo por mejorarlos? ¿Cuándo seremos los humanos los seres más admirables del mundo? Espero que pronto porque sino no sé que será de nosotros. No sé qué pasará con nuestras acciones, y me muchísimo miedo seguir pensándolo. Estamos provocando nuestra propia muerte.

2 comentarios:

  1. Hola¡¡ Unas palabras muy bonitas... Acabo de descubrir tu blog y me ha encantado, me quedo por aquí. Un besito¡¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, preciosa! No sabes cuánto me alegra, en serio, te lo agradezco muchísimo <3 Y gracias por leerme.
      ¡Un abrazo enorme!

      Eliminar